Sobreviviendo entre mediocres

Un poco de todo; media docena de paranoia, dos litros de sarcasmo y cuarto y mitad de ironía cortada en lonchas finitas, que es pa'el niño.

jueves, noviembre 10, 2005

Rubia de Photoshop.

No creo que sorprenda a nadie que diga que soy una viciosa, es algo que se ve, se nota y se siente, y tampoco que comente que semana sí y semana también me compro el Interviú. Me interesan sus reportajes, las tiras cómicas de Gallego&Rey, y sobre todo esa sección con todo tipo de cachivaches de contenido erótico-sexual. Me quedo con los títulos de las películas porno: “Campamento de verano con el pepino en la mano”, “Ana, Susana y la puta de su hermana”, “La zorra”... clásicos al fin y al cabo.

A lo que iba; este pasado lunes, acudí al kiosko de buena mañana, y previo gesto de asentimiento pedí un periódico de tirada nacional. El kioskero, que ya sabe de que va la copla, tiene especial habilidad para esconder la revista de marras dentro del periódico en cuestión, como si de un relleno se tratase, de tal manera que pueda salir del kiosko sin sentirme una depravada. Hasta pasada la siesta miré ni siquiera la portada de la revista.

Y llegó el momento. Yo duermo “siestas hommerianas”, de esas de baba colgando (cuando quiero soy toda glamour...me estoy percatando del tema) y lengua pastosa, así que cuando abrí los ojos y eché un vistazo a la portada del Interviú me pareció que de nuevo habían vuelto a los viejos tiempos, cuando aún la chusma televisiva no se había colado en los programas de debate, en las revistas de moda y en las portadas de Interviú. Me pareció una rubia siliconada cualquiera, y sí, la verdad es que bien visto eso era: rubia, siliconada, y una cualquiera, incluso “la más” cualquiera diría yo. Estoy hablando, por si alguien se ha perdido, de la ínclita e insuperable, Belén Esteban.

No entiendo y jamás podré entender como la ordinariez tiene cabida en cualquier medio, y mucho menos en el medio televisivo, por lo que tiene de accesible para todos los públicos. Estoy harta de ver como una mujer que sólo sabe gritar, que es zafia, ordinaria, burda, tosca, maleducada, necia, ignorante...entre otras lindezas, vive de la sopa boba.

Me da vergüenza ajena que la gente pase por la Facultad de Periodismo para ver que el mercado al que están destinados esté copado por este tipo de personajes.

Me da asco ver como esta mujer lleva años viviendo del cuento, nombrándose a sí misma madre coraje, como que no hubiera en éste país más madres solteras, separadas o viudas que han tenido que sacar adelante a uno o más hijos sin el respaldo económico de tener cada mes el sueldo de un torero a su disposición. Ya me gustaría verla con 300€ al mes, llevando adelante a una familia, ¡qué poco sentido del decoro!

Lo último es que ha hecho su primer papel en una película. Yo no digo que todos los que escriben tengan que ser licenciados en Periodismo, ni todos los que comentan la vida política y social licenciados en Ciencias Políticas, ni todos los que operan médicos... ¿verdad que en cuanto tocamos las cositas referidas a la salud la cosa cambia?... pero al menos pido que aquellos que escriben lo hagan con talento, aquellos que opinan lo hagan con mordacidad e ironía, que al menos que todo aquel que abre la boca sea para decir cosas interesantes, porque sandeces sabemos decir todos.

¿Hasta cuándo hay que aguantar a este personaje? ¿Quién la alimenta y por qué lo hace? Ahora se ha comprado un chalet y necesita pagarlo, ¿el remedio?, Interviú y el Photoshop. Los surcos de la cara desaparecen, las ojeras enfermizas y negras dejan de existir, la celulitis y la piel de naranja se convierten en piel tersa e hidratada. ¿Cómo se lo explica a la niña ella que siempre ha hecho gala de su doble moral? :“Mira Andreita, la máma se despelota porque es tan puta como la que más”, y ojo, que cuando digo puta no quiero decir que todas las que se despelotan lo sean, que el desnudo, sea femenino o masculino, me parece de lo más natural del mundo, pero claro, desnudarse por dinero, es prostituirse, llámalo X.

No sé a quien se debería recurrir, no sé quien debería poner remedio, a mí se me ocurre escribirle una carta al Defensor del Pueblo, ver gente como “la Esteban” atenta contra mis derechos, y es más, atenta contra el derecho más fundamental, el del artículo 14 de la CE, el derecho a la igualdad.

Si “esa” tiene derecho a que se le paguen 600 € por cada intervención televisiva, a que se le ofrezcan varios millones “de las antiguas pesetas” (tenía ganas de soltar la frasecita) por reportajes tan interesantes como: “esperar el autobús en bikini”; “el cumpleaños de la prima de Murcia” o “ésta es el alita de pollo que Andreita no se quiso comer” y sobre todo, si “esa” tiene derecho a ser una rubia de Photoshop...yo también.