Sobreviviendo entre mediocres

Un poco de todo; media docena de paranoia, dos litros de sarcasmo y cuarto y mitad de ironía cortada en lonchas finitas, que es pa'el niño.

jueves, noviembre 03, 2005

Habemus princesa.



Eran las 2 AM del pasado 31 de octubre, cuando medio dormida pude escuchar algo así como que la Casa Real había mandado un sms a todos los medios informativos haciéndoles saber el nacimiento del primer hijo de los Príncipes de Asturias. Había sido niña.. Abrí un ojo para asegurarme de que no estaba escuchando la repetición de Gomaespuma, la noticia, por el contenido y por la forma sonaba un poco a cachondeo. Pero no, la noticia era cierta. No pude por menos de sonreír, el acontecimiento en sí ya es motivo de alegría, pero saber que todos, casi sin excepciones, astrólogos, videntes, futurólogos, visionarios, políticos de aquí y de allá, periodistas y periodistos de allá y de acullá había metido la pata haciendo pronósticos los unos, y afirmando de buena tinta los otros, me pareció especialmente divertido.

Es increíble la capacidad que tenemos en éste país para crear rumores y hacerlos circular con carácter de novedad y exclusiva informativa. Varios periodistas “de reconocida competencia” decían saber de buena mano que la Princesa de Asturias había acudido a una clínica valenciana para asegurar que el sexo del bebé fuera varón. Lo aseguraban firmemente y decían poner la mano en el fuego y los hue*** en agua para escaldar tomates, pues lo sabían a ciencia cierta. Algunos decían tener amistades y conocidos que habían estado presentes en el momento de la inseminación, los más aventurados sabían que el Príncipe había solicitado que el varón fuera alto, rubio de grises y naciese hablando varios idiomas. Cosas de la genética.


Quisiera hacer referencia a dos de estos pitonisos de chichinabo, y no me estoy refiriendo al V.V.P.P (verdulero-vidente, Paco Porras), ya que sus casos me parecen los más hilarantes.


El primero de ellos es el Sr. Jaime Peñafiel. Creo haber hecho ya alguna referencia a este caballero, y mucho me temo, que no será la última vez que hable de él, ya que el alto nivel de incompetencia que está demostrando me molesta lo suficiente como para no permanecer callada.
Bien es sabido que desde que la Reina, hace ya algunos años, le puso en su sitio, su actitud servilista y cortesana mudó a hostil e irreverente. El que otrora inclinaba la cabeza hasta tocar con el mentón en los tobillos, ahora acusa a los periodistas que acuden a las cenas que dan los Príncipes en su casa de dorarles la píldora y no acordarse de que "ella" era, hasta hace bien poco, uno más del gremio. Por si fuera poco escribía un día antes del nacimiento, que la criatura que viniera, no era más que otro/a nieto/a de los Reyes. Sr. Peñafiel, su frustración mal ingerida le he hecho perder todo conocimiento. Independientemente de muchas cosas, la que hoy ya conocemos como Infanta Leonor, tiene tratamiento de Alteza, le corresponde ser Sra. de Balaguer, Duquesa de Montblanc, Princesa de Viana y Gerona, Condesa de Cervera...mientras que a sus primos no. ¿No le parece ridículo que por su mala baba quede en entredicho su saber?. A mi sí.

El otro gran triunfador de la tarde ha sido Octavio Acebes. ¡Qué bien hubiera quedado con la boca bien cerradita! Había sido de los pocos que había apostado que era niña, y a pocos días, y digo yo que nervioso ante tanta rumor, cambió de idea: "Será niño y se llamará Carlos",- dijo. Tal y como están las cosas tampoco sería de extrañar que en vez de Rey o Reina España tenga Reinona de aquí a 50 años. "El Infante Don Carlos hace su entrada en el Palacio Real" y ver a una reinona cubierta de espejuelos y brillos entrar lentamente en el Salón del Trono mientras arrastra una boa de plumas amarillas... Todo se andará.


Bienvenida, Leonor.